lunes, 12 de mayo de 2014

Episodios de nieves otoñales en Vinaròs

Las precipitaciones de nieve son un fenómeno bastante atípico de nuestra climatología local, aunque éstas lo son aún más, el día que se manifiestan antes de la llegada de la estación invernal.

Así pues, tenemos registros históricos que nos hablan de precipitaciones de cristales de hielo, jornadas o incluso semanas antes de entrar en el solsticio invernal (y que en nuestro hemisferio por regla general suele comenzar alrededor del 21-23 de diciembre).

Como ejemplos, y sin ir más lejos, muchos aún recordamos la caída de nieve recogida en nuestra población durante el 15 de diciembre del año 2001.

No obstante, cabe remarcar que ello no fue un hecho insólito, pues hay incluso registros que nos llevan a la segunda semana o hasta los primeros siete días de diciembre. Es el caso de la nevada del 10 de diciembre del año 1920 o la temprana del 7 de diciembre de 1883.

En cada una de ellas, su desarrollo fue muy diferente, así, por ejemplo, en la del 15 de diciembre de 2001, la nieve que cayó en una tarde apacible, sólo cuajó unas horas en la parte superior de los terrados del casco urbano, así como en el área montañosa de la Serra de la Ermita, por contra, durante el episodio de 1883, además de la nieve, las fuertes rachas de viento generaron un temporal devastador, que se llevaron consigo la vida de una persona.

Es por este motivo, que cabe pensar que los grandes episodios de nieve (incluso en lugares costeros como Vinaròs), no siempre están reservados para las navidades y meses posteriores, sino que de vez en cuando, pueden adelantarse antes de lo habitual.

David Gómez de Mora

El veranillo del almendro en Vinaròs (2014)

El veranillo del almendro es un ascenso de las temperaturas que durante este año hemos visto como volvía a producirse a inicios de febrero, y que haciendo honor a su nombre, ha permitido que los almendros vuelvan a florecer, de modo que muchas de las fincas del término municipal nos han regalado una preciosa estampa de blancos y rosados, que se contrastan con el paisaje de nuestro municipio costero.

La subida térmica se produjo entre las jornadas de los días 5-7 de febrero. Siendo precisamente en éstas cuando se alcanzaron registros máximos de hasta 20º entre la 15:00 y 16:30 de la tarde.


Recordemos que precisamente durante el año pasado, el día 5 de febrero se obtuvo igualmente el valor máximo del mes (con una temperatura de 21º), un fenómeno que vuelve a manifestar la importancia que juega este veranillo en nuestra climatología local, y que estamos analizando cada temporada con un mayor detalle.


De igual forma, en las jornadas posteriores (tal y como sucedió un año atrás), los termómetros han vuelto a caer, algo normal teniendo en cuenta la época en que nos encontramos, pues es pleno invierno, y ya está a la vuelta de la esquina el característico frío de carnaval.

David Gómez de Mora

El mes de diciembre en Vinaròs fue ligeramente más frío de lo habitual

Todavía queda mucho invierno por delante, así como parece ser que nuestros pronósticos de una estación más fría, empiezan a cumplirse, o al menos eso ha sucedido durante el pasado diciembre, de ahí que los termómetros han tendido un poco más hacia las bajas si los comparamos con los valores de años anteriores.

Entre los registros de cada jornada, el día que alcanzamos la máxima del mes, se produjo bien entrado diciembre, concretamente el día 28, cuando en Vinaròs se alcanzó una máxima de 19º. Hemos de recordar que el día de los Santos Inocentes tuvimos un día bastante bueno. Ello no es casual, y creemos que esta aparición tan tardía de un aumento de las temperaturas, debemos buscarla en los episodios climáticos que tratamos de manera cotidiana, y que otra vez han vuelto a repetirse, pues como más de uno sabrá, durante los últimos días de diciembre nos encontramos con lo que nosotros vulgarmente denominamos como “Estiuet de Nadal”, hecho que explicaría ese leve incremento de las temperaturas, que permitiría situar la máxima a finales de mes, en lugar de sus inicios.

Respecto a las precipitaciones, cabe destacar las leves cantidades que se producen en los días 19, 20 y 25. Si bien es cierto, los últimos meses de 2013 fueron bastante secos, de ahí que el balance anual registrara valores normales gracias a las abundantes lluvias que tuvimos en meses anteriores, y que durante la primera mitad fueron cruciales para salvar sus números.

Mientras tanto, seguimos a la espera de ver como se comporta el frío invernal, ya que todavía casi tenemos dos semanas de enero por delante, así como un febrero, que sin romper con la dinámica habitual, seguro que se presentará con mínimas destacables.


Elaboración propia

David Gómez de Mora

Análisis del inicio de otoño en Vinaròs

Un otoño mucho más caluroso y menos lluvioso, sería una de las frases que mejor resume la situación meteorológica vivida durante la primera mitad de esta estación.

Las temperaturas medias de septiembre y octubre que empleamos como marco de referencia, por norma general se sitúan levemente por debajo de los 15º, nada que ver con las acontecidas durante este año, ya que en ambos meses los valores medios han sido superiores, por no decir ya que las precipitaciones han caído respecto a los valores medios, tan propios de ese intervalo, pues si precisamente ambos meses se caracterizan por ser los más lluviosos, hemos visto como en 2013 esto no ha ocurrido, ya que en septiembre las lluvias han descendido un 40% respecto a su valor medio. No obstante cabe matizar que esta cifra es prácticamente idéntica a la de 2012. El contraste más notorio se ha producido durante octubre, ya que ha llovido un 98% menos.

En este aspecto hemos de matizar que las estadísticas se pueden interpretar de muchas formas, ya que por ahora noviembre no ha finalizado, y en diciembre siempre pueden esperarse episodios de precipitaciones intensas..., de ahí que no sea descartable que antes de que transcurra otoño, los números bailen un poco, y deba darse otro enfoque al balance final.

Por último, remarcar que a pesar de la “sequía” otoñal que estamos viviendo, las notables lluvias que se dieron durante febrero, marzo y abril, han maquillado un poco los resultados a nivel global, razón que explica por qué en estos momentos, el registro no es excesivamente bajo, puesto que se ha conseguido superar el umbral de los 400 mm./año, debido a las copiosas precipitaciones del primer cuatrimestre de 2013, a pesar de la falta de agua desde hace meses atrás.

Realizados estos apuntes, nos quedamos con el dato de que las lluvias (a grandes rasgos) no presentan significativas diferencias respecto a las cantidades de 2012.

Por otro lado, seguimos a la espera de la inminente caída de los termómetros, y que durante este viernes comenzará a ser una realidad.

Cantidad de agua precipitada en Vinaròs

David Gómez de Mora

Pronósticos para el invierno de 2014 en Vinaròs

El otro día en una tertulia, que en un principio comenzó sobre la fiabilidad de los sistemas de predicción, y que acabó derivando en las repercusiones de los procesos de D.A.N.A., surgió entremedio la pregunta de ¿qué invierno nos espera?

Si bien es cierto que hasta que no lleguemos a finales de diciembre, la estación otoñal aun no habrá finalizado, hemos visto como nos encontramos cerca de su ecuador, y por lo tanto, podemos comenzar a realizar algunos pronósticos, sobre la forma e intensidad con la que puede presentarse el invierno venidero.

A la pregunta de ¿Cómo será?, para nosotros este puede caracterizarse por ser un poco más frío de lo habitual, un fenómeno que también se podría percibir en territorios costeros como el nuestro, ya que es muy posible que las entradas de aire frío procedente del Ártico podrían dejarse sentir con mayor ocurrencia.

Dentro de unos meses veremos si tenemos razón o estamos totalmente equivocados..., ya que en meteorología nada es seguro.

David Gómez de Mora

La otoñada de agosto en Vinaròs (2013)

A lo largo de esta mañana, hemos vuelto a ver como los termómetros comenzaban a recuperar los valores máximos propios del resto del mes, tras haber finalizado las últimas lluvias y que por un breve tiempo nos hicieron recordar jornadas más propias de un octubre, en lugar de una cuarta semana de agosto.

Al respecto, vemos como el refranero ya advierte que a partir del día 24 (onomástica de San Bartolomé) llega la primera otoñada verdadera, un dicho que ciertamente, salvando ese pequeño margen de dos días, casi se ha ceñido con precisión en nuestro territorio, como resultado de las últimas lluvias, y que han propiciado una caída de los termómetros, que según algunos organismos oficiales, no se recordaban en el territorio castellonense desde hace 27 años.

Hemos de tener en cuenta, que todavía es demasiado pronto para comenzar a pensar en pronósticos sobre el desarrollo de las futuras temperaturas otoñales, ya que septiembre seguirá siendo un mes caluroso, que junto con los posteriores veranillos o ascensos térmicos de varios días (y que se enmarcan dentro de la estación de las hojas caídas), nos harán esperar un poco más el frío.

Tras el inicio del equinoccio no es extraño ver la caída de precipitaciones destacadas, como la famosa “tronà de Santa Tecla” (en septiembre) o el “cordornazo de San Francisco”, y que comienzan a señalar con mayor agudeza los rasgos propios del clima otoñal en este área. No obstante, durante el año pasado hemos de decir que en Vinaròs no tuvimos presencia de ninguno de ambos fenómenos.

Será dentro de un mes, cuando podremos comenzar a perfilar con una mayor precisión que tipo de escenario climático nos espera.

Resultados sobre las máximas registradas en la presente “otoñada de agosto” en Vinaròs. Se observa claramente un descenso de las temperaturas, que obtuvo su valor más bajo este miércoles 28 de agosto.

David Gómez de Mora

Los primeros días de junio en Vinaròs (2013)

Tal y como relatábamos hace un par de años atrás, pasó el “40 de mayo”, y con ello el descenso térmico que conocemos con el nombre de “frío de la oveja”. En esta ocasión, de nuevo volvimos a ver como los termómetros acentuaban sus mínimas, algo que desde el 2011 no recordábamos en nuestra localidad.

Lo cierto es que son muchos los paralelismos que guardan los primeros días de junio de 2013 y 2011, y que de forma breve nos gustaría comparar.

Las continuas hipótesis que aventuran la ocurrencia de un verano más caluroso o incluso más fresco de lo habitual, hacen plantearnos hasta que punto la estación veraniega diferirá respecto a las vividas desde comienzos del siglo XXI.

Si empezamos analizando los últimos días de mayo, veremos que en 2011 las mínimas oscilaron entre los 17-18 grados, mientras que durante esta temporada se encontraban levemente un poco más por debajo de esos registros, igualmente, será en los días posteriores cuando las mínimas descienden tímidamente (unos 2 grados respecto a las temperaturas de finales del mes anterior), un dato bastante interesante, ya que en 2011, esta caída durante dicho intervalo llegó a ser de hasta 4 ó 5 grados de diferencia. Ello nos indica que el contraste térmico fue más notorio un par de primaveras atrás respecto a día de hoy.

 Evolución de la bajada de temperaturas en Vinaròs a lo largo del presente junio.

En cuanto a la trayectoria que estas mantuvieron hasta la llegada del día 9, vemos como la mínima de 2011 se mantuvo alrededor de los 12º durante el 5 de junio, contra los 14º del día 8 de 2013. Otro elemento que vuelve a señalar como el anterior frío de la oveja fue más “intenso”.

Respecto a las precipitaciones, sabemos que en los primeros nueve días del mes, sólo llovió en tres (captándose un total de 4'5 mm.) contra los 2'5 mm. que se produjeron únicamente durante el día 8 de este año.
 
Dicho ello y teniendo en cuenta que las primeras jornadas de junio de 2011 fueron más frescas e incluso se registró una cantidad de lluvia superior, cualquiera podría pensar que el verano que está a punto de iniciarse no tendrá nada de especial. No obstante, cabe remarcar que el período de desarrollo de los inviernillos y veranillos anteriores, no se ha producido con la misma precisión que un par de primaveras atrás, así como del mismo modo la cantidad de agua precipitada durante los seis primeros meses del año dista bastante... de ahí que queden muchos interrogantes que validan cualquiera de los pronósticos que por un lado indican un verano más cálido, igual, así como incluso más fresco de lo normal...

Veremos que sucede.

David Gómez de Mora

El frío de mayo en Vinaròs (2013)

El frío y el agua de la tercera semana de mayo han hecho honor a los populares Santos de hielo que menciona el folklore meteorológico… así que de nuevo y siguiendo con la dinámica climática que llevamos este año, el refranero ha vuelto a ajustarse con precisión a las fechas que nos hacen recordar el comienzo de un período primaveral, en el que desciende de modo perceptible la temperatura, de ahí que San Mamerto (día 11), San Pancracio (día 12), San Servacio (día 13), San Bonifacio (día 14) y Santa Sofía (día 15), sean los famosos Santos que representan un modesto inviernillo previo a la llegada del verano.


Lo cierto es que este episodio de bajadas térmicas, es más notorio y por índole popular, en el área centroeuropea, por lo que su influencia ha sido lo suficientemente reseñable con el transcurso del tiempo incluso en lugares distantes como la Península Ibérica, no obstante, cabe matizar, que obviamente ofreciendo una influencia mediática mucho menor.


En esta ocasión la entrada de un frente frío, ha propiciado que durante estos días, además de la caída registrada en los termómetros, se hayan vivido en zonas más resguardadas, varias heladas matutinas, así como incluso algunas precipitaciones en forma de nieve, un fenómeno que puede parecer inusual, si tenemos en cuenta que faltan menos de dos semanas para que estemos en junio.

David Gómez de Mora

Veranillos e inviernillos puntuales en abril

Abril comenzó con los últimos coletazos del “veranillo de la seda”, lo que motivó que durante el día 1 en nuestro municipio se llegara a alcanzar una máxima de 23º durante las cinco horas de esa tarde.
 
Aunque, como en todo veranillo, este tipo de temperaturas son un fenómeno puntual, a partir de ese momento los registros comenzaron a caer, razón por la que durante el día 3 pudimos ver mínimas que se situaban por debajo de la barrera de los 10º.

La jornada siguiente marcaría un punto de inflexión, puesto que desde ese instante hasta el comienzo del martes 9, las temperaturas más bajas de cada jornada oscilaron entre los 8º-9º. Estábamos inmersos en pleno “inviernillo de pascua o semana santa”.
 
A lo largo de los siguientes días el tiempo volvió a estabilizarse, de modo que abril continuaba manifestándose con marcas habituales, propias de la entrada primaveral.

Tº mínimas durante el mes de abril (2013) en Vinaròs

Mientras tanto, las “aguas mil” que tanto anuncia nuestro refranero no aparecían por ningún lado, por ello los termómetros comenzaron a calentarse entre los días 16-19, un intervalo de tres jornadas en las que se obtuvo una temperatura máxima superior a los 22º: el “veranillo de las lilas”.

Después de este registro destacable del mes, se iniciaba la veintena, de ahí que las bajas comenzaron a caer unos 3º hasta la llegada de la víspera de San Jorge, un breve y modesto descenso térmico, y que otra vez, siguiendo la tradición de nuestro folklore, representaba el escueto período de temperaturas suaves denominado como “inviernillo de Sant Jordi”.

Llegados a este punto, se aprecia una leve mejoría, donde a pesar de las lluvias, se consolida un ascenso continuo, que finalmente nos conduce hasta el “veranillo de San Marcos”. De ahí hasta el inicio de mayo, las lluvias y la nieve en el interior peninsular, pasaron a convertirse en los principales protagonistas, lo que causó otra caída de las temperaturas.  

David Gómez de Mora

El veranillo de la seda en Vinaròs (2013)

Entró la primavera, y con ella un incremento de las temperaturas bastante notorio, que durante las últimas jornadas del pasado mes hizo honor al refranero popular.
 
Así pues, con el inicio de la presente estación, y durante los últimos días de marzo, vivimos lo que habitualmente conocemos como “veranillo de la seda”, un ascenso térmico, presente durante escasos días, que inmediatamente volvió hacernos recordar que todavía era demasiado pronto para ir con prendas veraniegas.

Las máximas de hasta 23º que pudimos registrar en Vinaròs durante esas fechas, dieron un respiro a las festividades de Semana Santa. Buena prueba de ello, es que las procesiones se celebraron bajo una favorable situación de estabilidad, de modo que el frío y la lluvia no se percibieron con la fuerza de años pasados.

Si queremos jugar con los números, veremos que en este primer tercio del año, los dos veranillos sucedidos (el del almendro -en febrero-, así como el referido de la seda), se han manifestado y ajustado a los periodos que la cultura popular suele atribuir en esas épocas del año. Ello es así, puesto que las máximas de febrero (con especial interés la absoluta del día 5) propiciaron que el termómetro en nuestro municipio llegara a marcar los 21º. No obstante, inmediatamente el frío de carnaval hizo acto de presencia, y no sería de nuevo hasta el ascenso del último mes, cuando de repente se obtuvieron temperaturas por encima de la línea de los 20º; concretamente, la del día 30, donde se superaron los 23º.


En esta ocasión, el intervalo de buenas temperaturas se extendió poco más de un par de jornadas, tal y como sucede de costumbre.

Ahora, ya dentro de abril, y durante la próxima semana, se avecina un nuevo aumento de las temperaturas, que la gente conocemos con el nombre de “veranillo de las lilas”.
 
Por ahora es demasiado temprano para hablar de datos precisos que corroboren con exactitud su desarrollo, no obstante, es cierto que los pronósticos apuntan a que todo podría seguir la dinámica de los dos veranillos anteriores, fenómeno que nos obligará a analizar su evolución más de cerca, y de este modo, prever mucho mejor que rumbo tomará la primavera en la que estamos inmersos.

David Gómez de Mora

Balance del frío en Vinaròs durante el invierno de 2013

A grandes rasgos, creemos que este invierno no ha sido excepcionalmente muy diferente al que de manera habitual se desarrolla cada año en nuestro municipio, pues como siempre, no han faltado la entrada de varias olas de aire frío, jornadas con heladas matutinas, así como algunos días en los que parecía que la primavera iba anunciando su próxima llegada…

Diciembre, para no romper con la tónica, finalizó con una leve caída térmica, aunque cabe matizar que ésta no fue excesivamente notable, puesto que el veranillo de Navidad (l’estiuet de Nadal) se hizo patente hasta la práctica entrada del 2013.

Durante enero, la estabilidad térmica del veranillo que parecía extenderse más de lo habitual, fue una dinámica que se alternaba con fuertes días de viento, en los que el mestral acabó convirtiéndose en el principal protagonista. En este sentido, cabe recordar que las festividades de Sant Antoni (16 de enero) y Sant Sebastià (20 de enero), se vieron más marcadas por las fuertes ráfagas de orientación noroeste, en lugar de las mínimas que en otros años, eran fundamentalmente el elemento climático por las que se distinguían.

La llegada de febrero no consiguió reducir la violencia del viento, y para muestra tenemos la quincena de carnaval, en donde este hizo acto de presencia durante varias jornadas. No obstante, cabe remarcar que a partir de ese momento, los termómetros comenzaron a caer, fenómeno que volvió a hacernos recordar el característico frío de febrero, del que incluso municipios costeros como el nuestro, ni tan siquiera consiguen librarse. Ello motivó que durante algunos días por la mañana, las heladas se dejaran ver en campos y diferentes zonas del término municipal. Otro dato a destacar, es que escasamente 1 hora y media antes de que transcurriera el mes, se produjo una leve granizada, con partículas de hielo de un tamaño bastante reducido.

Escarcha a las 7:30 del 1 de marzo en Vinaròs

Finalmente, llegamos a marzo, un mes un poco más fresco de lo habitual, hecho que se explica por la entrada de alguna ola de frío, aunque si hubiésemos de destacar un fenómeno en especial, este fue la bajada de aguas que realizó el riu Cervol durante varios días, como resultado de las lluvias originadas cuenca arriba, así como fundamentalmente por las copiosas nevadas registradas en la zona alta de su nacimiento, pues en puntos de Morella, se llegaron a alcanzar acumulaciones de nieve de hasta 80-90 cm. de altura, un factor indispensable para comprender la cantidad de agua originada por el deshielo.

David Gómez de Mora

2001-2006, un quinquenni amb diversos episodis de neu a Vinaròs

Sabem que veure una precipitació de neu en el nostre municipi pot resultar un fet inusual, fins i tot, en temporades en les quals es registren mínimes que arriben a descendir per sota dels zero graus, com succeeix a gener o febrer. Cosa que no ha impedit com durant el “breu” període d'un lustre, arribaren a registrar-se fins a tres episodis d'aquest tipus en la nostra localitat, i que a continuació passem a recordar:


15 de desembre de 2001

A mitjan de desembre del 2001, es produeix una entrada d'aire Siberià, que va acabar traduint-se en fortes nevades d'especial intensitat en la zona de Catalunya, i part del territori valencià. Una data que acabaria passant a la història de la nostra ciutat, per ser la primera caiguda de neu que es registrava des del començament del segle XXI.

L'esdeveniment tan sols va durar un escàs interval de temps, ja que l'endemà només es veien algunes superfícies gelades, que havien quedat a l'ombra en varis punts apartats del terme municipal.

El fenomen resultà bastant peculiar, ja que es va produir en l'estació de la tardor. En principi, un episodi sense molta transcendència, però que dins del nostre registre climàtic local si que la va tindre, ja que només aproximadament un 20% dels episodis de neu que s'han produït al municipi, ho han fet en aquesta temporada de l'any.

Pocs dies després, abans de l'arribada del Nadal, tornava a penetrar un altra massa d'aire fred procedent del nord, que deixaria al seu pas nevades i mínimes bastant remarcables, encara que ja sense cap rastre de neu a Vinaròs.


Foto de la neu a Vinaròs la vesprada del 15/12/2001 en la plaça Jovellar. Emili Fonollosa


1 de març de 2005

Durant l'hivern de 2005 van caure molts rècords, la qual cosa ens revela la intensitat amb la qual es va viure el fred per aquells primers mesos de l'any.

La força de l'ona de fred de finals de eixe gener, va eclipsar en part algunes posteriors, com va ser l'ocorreguda des del 27 de febrer fins als dos primers dies de març.

En el cas d'aquesta, la neu vindria a Vinaròs l'1 de març, jornada en la qual altres pobles més meridionals del territori, i que s'integraven dins de l'interior de les províncies de València i Alacant, quedaren incomunicats per les acusades precipitacions en forma de gel.

A diferència del que va ocórrer a 2001, en aquesta ocasió el front fred procedia de l'Àrtic.


28 de gener de 2006

Ni tan sols havia passat més d'un any des de la precipitació nival de principis de març del 2005, quan de nou la petita serra de l'Ermita de Vinaròs tornava a cobrir-se de blanc per uns instants. Fins al moment, han passat més de sis anys, i l'estampa no ha tornat ha repetir-se.

Les estadístiques ens diuen que en teoria no ha de faltar molt de temps per a què en aquest hivern (o en un dels que li precedisquen), es torne a produir una jornada com la de 2001, 2005 o 2006.

Molts encara recordem des d'aquella data diversos esdeveniments d'aiguaneu o perdigons de gel, alguns dels quals es van manifestar en les festes de carnestoltes, i que per diferents factors atmosfèrics, poc va faltar per a què es traduïren en precipitacions de neu, tal i com va succeir durant aquest darrer febrer del present 2012, en diversos municipis del sud de Tarragona (molt propers al nostre).

David Gómez de Mora

Ascensos térmicos en la estación otoñal. Resultados del Veranillo de las Almas en Vinaròs (2012)

Los primeros días de noviembre (especialmente el 1 ó 2), representan una fecha muy importante para aquellos que nos gusta observar la dinámica del clima, ya que según nuestras tradiciones, es durante esta época del año, cuando se produce un leve incremento de las temperaturas, que algunos denominan con el nombre del veranillo de las Almas, o también como de los Fieles Difuntos, debido a que es con la entrada de este mes, cuando se desarrolla la festividad religiosa de Todos los Santos.

Este par de jornadas son de vital importancia para entender la antigua mentalidad, que ya desde siglos atrás, señalaba como durante la celebración de dicho rito, los días solían ser más buenos y apacibles, a pesar de llevar sumergidos desde hace más de treinta días en la estación otoñal, así como con las consecuentes bajadas de temperaturas, que ya comienzan a experimentarse a esas alturas de nuestro calendario.

Casualmente, este año, el veranillo se ha ceñido con total precisión a las fechas marcadas, motivo por el que adjuntamos en un gráfica los registros de máximas que se originaron en nuestro municipio, desde finales de octubre hasta los primeros días de noviembre.

Temperaturas máximas en Vinaròs entre el 28 de octubre – 6 de noviembre de 2012

Si observamos la gráfica, apreciamos como el 2 de noviembre en Vinaròs se alcanzó una temperatura máxima de 25º, siendo sólo durante este día y el anterior cuando los registros punta se produjeron a mediodía, en lugar de las primeras horas de la tarde.

Cabe decir, que este tipo de fenómenos que se acompañan muchas veces con un variado listado de refranes, no siempre acaban cumpliéndose, razón por la que jamás han de ser interpretados al pie de la letra.

En este sentido, sólo como ejemplo, hemos visto como el famoso Veranillo de San Martín, y que suele producirse durante el día 11 de este mes, no ha dejado la más mínima presencia, ya no sólo durante la jornada indicada, sino que a lo largo de los días anteriores y posteriores.

David Gómez de Mora

La nieve en Vinaròs el 7 de diciembre de 1883

Sabemos que el invierno es la estación del año en la que Vinaròs tiene más posibilidades de ver como en sus calles se produce una precipitación de cristales de hielo. No obstante, el otoño es otra época, que a pesar de resultar más rara para observar este tipo de fenómenos meteorológicos, en ocasiones puede darnos más de una sorpresa.

Un hecho que sucedió durante los primeros días de diciembre de 1883, cuando un fuerte temporal que sacudió nuestra península, produjo numerosos episodios de nevadas, en zonas tan poco comunes como la cota cero.

En aquel entonces, esta localidad sufriría un año bastante duro desde el punto de vista climático, tanto que incluso poco antes del comienzo de la primavera, el frío venía arrastrándose con intensidad desde finales de 1882.

Por ejemplo, el marzo de 1883, se recuerda como un mes gélido, que despuntó por sus registros de mínimas con respecto a los de cualquier final de invierno. El causante fue una entrada de masa de aire polar marítima, que hizo desplomar los termómetros hasta temperaturas muy por debajo de los cero grados, incluso en zonas costeras como la nuestra.

Obviamente, ello no fue todo, y antes de que transcurriera el año, la primera quincena de diciembre, volvería a pasar a la historia con motivo de la nevada caída en buena parte del país.

Sabemos por la prensa de la época, que Vinaròs sufrió un fuerte temporal acompañado de nieve durante el día 7 de diciembre, un fenómeno que obviamente se extendió del mismo modo por buena parte de la geografía nacional.

Así, en el diario “La publicidad”, con fecha del 8 de diciembre de 1883, se señala que “una extensa nevada cogió ayer gran parte de Cataluña. En esta ciudad fue poco intensa, pero las alturas circunvecinas quedaron cubiertas de nieve apareciendo completamente blancas todo el día [...] empezó a nevar a las 8 de la mañana y terminó a las 2 de la tarde. Después de nevar el frío se hizo más sensible y alcanzó un límite poco común en Barcelona”, a continuación sigue describiendo con una mayor claridad el fenómeno en la sección meteorológica, donde se indica que “ayer se presentó un temporal de nieve que abrazó casi todas la región catalana [...] tenía la capa de nieve caída 6 centímetros, a las 4 de la tarde, continuando la nevada [...] los vientos fueron violentos en Barcelona continuando su dirección N.O.” (La publicidad, 8-12-1883).

En lo que concibe a nuestro municipio, podemos leer la siguiente crónica del suceso a través de una cita procedente del periódico del Mediterráneo. Según el artículo de prensa que recoge María Teresa Badía, este episodio tormentoso se combinó con una notable caída de nieve: “...En la playa, el mar alborotado había crecido considerablemente y había inundado las playas de San Telmo, San Agustín, Barranco, Santa Magdalena y las Almas. Del contramuelle han desaparecido más de 60 metros de la punta, y arrebatando el mar las grúas. El adoquinado ha desaparecido dejando agujeros donde caben más de 2000 quintales de piedra. Algunos curiosos que se acercaron al muelle fueron arrojados al mar salvándose milagrosamente. Muchos barcos y vapores habían logrado refugiarse en los Alfaques”, (Badía, 18-12-1883, Mediterráneo).

David Gómez de Mora

Santa Bárbara y el granizo en Vinaròs

El temor a las tormentas y los consecuentes riesgos que estas pueden provocar, ha sido un tema de preocupación que siempre ha perseguido al ser humano, seguramente desde los primeros momentos de su existencia.

Un hecho, que cobra más fuerza, cuando hablamos de elementos cuyo origen siglos atrás era desconocido, y por lo tanto atribuido a las divinidades o entes sobrenaturales.

Todo ello, ha derivado en diferentes interpretaciones, que cada pueblo (dependiendo de su cultura o religión), conseguiría materializar a través de imágenes, encargadas de proteger a la sociedad ante riesgos que podían acecharles de modo repentino y sin previo aviso.

En ese sentido, y dentro del cristianismo, Santa Bárbara, ha jugado un papel muy importante en lo referente al peligro que contrae el desarrollo de una situación de inestabilidad atmosférica.

Así, la creencia popular señala que esta imagen se invoca para paliar la aparición de tormentas con actividad eléctrica (rayos) o fuertes vientos, no obstante, también se incluyen las lluvias de hielo o “pedregaes”, tal y como las denominamos en Vinaròs.

Es por este motivo que en nuestro folklore popular, todavía se recuerdan diferentes refranes u oraciones, que relacionan la acción salvaguardadora de esta con las temidas granizadas.

Esta preocupación ante el temor de la ocurrencia de una precipitación de este tipo, es algo que en la actualidad todavía puede apreciarse. Un argumento perfectamente comprensible siglos atrás, en poblaciones cuyo único sustento económico eran los campos de cultivo, pues los frutos u hortalizas que se recolectaban, muchas veces eran el único recurso con el que una familia podía sobrevivir en su día a día.

Muchas personas, decían que el origen del granizo, venía ni más ni menos que del mismo Satanás. Cuestión que repercutía de forma decisiva, en la búsqueda de algún santo, encargado de luchar contra la ira del demonio.

A raíz de ahí, comienzan a surgir diferentes oraciones y refranes, que dependiendo del enclave al que nos dirijamos de la geografía peninsular, derivarán en unas u otras expresiones. En este aspecto, sabemos que las gentes de antaño recurrían de forma muy habitual a través de plegarías, a la acción de Santa Bárbara, para así prevenir la ocurrencia de lluvias de granizo.

Resulta interesante destacar que todavía tenemos algunas frases que son empleadas por las gentes de Vinaròs. Entre las que destacamos las dos más famosas:

- “Santa Bàrbara bendita, que ens guarde la collita”. Recuerda la acción protectora de esta imagen ante el riesgo de una tormenta que puede echar al traste las cosechas de la temporada.

- “Només s' enrecorda de Santa Bàrbara quan trona”. En este caso, se trata de una crítica a aquellas personas que sólo veneran o se acuerdan de la Santa en los momentos más complicados.

Pero, ¿y qué hay de Santa Bárbara en Vinaròs?. Lo cierto es que algunas personas desconocen que una de las vías perpendiculares que desemboca en la transitada calle del Pilar, se encuentra dedicada bajo la advocación de esta Santa que ya no sólo lucha contra las tormentas, sino que también es la patrona de los mineros, pirotécnicos y artilleros, debido a que estos manejan explosivos, un elemento que ha sido relacionado con la leyenda del rayo que mató al padre de Santa Bárbara.


David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).